La repatriación a Colombia de las estatuas del Pueblo Escultor En Berlín
San Agustín, Huila | Abril de 2017
Introducción
Hace poco más de un siglo, un alemán en su paso por Colombia acumuló y
llevó consigo unas 35 de las conocidas esculturas de piedra1
del Pueblo Escultor de San Agustín y del Macizo Colombiano (y mucho otro material arqueológico),
con fines de abastecer su museo en Berlín, Alemania, del cual era su curador y director. Hizo
llegar las estatuas a su país a las bodegas de su museo, donde ellas han pasado un
siglo en la oscuridad; el alemán después murió, dejando las estatuas en las bodegas,
y a los colombianos con un saldo pendiente. Con el cambio al nuevo siglo, llego la
hora de exigir y de repatriar estos tesoros patrimoniales a Colombia, a sus hogares
verdaderos y originales.
El alemán se llamaba Konrad Preuss, y llevó consigo las esculturas del Pueblo Escultor sin autorización alguna. De hecho, la desaparición de la estatuaria de San Agustín instó quejas y cartas por parte de las autoridades locales2, las cuales resultaron en legislación a nivel nacional (creada antes de la salida de la estatuaria del país) protegiendo el patrimonio arqueológico; pero en esa época nadie hizo nada para obstaculizar su salida. El liderazgo arqueológico de Colombia, constituido oficialmente desde los años 1930, ha tenido plena consciencia de la existencia en Berlín de estas esculturas, a pesar de lo cual solo hasta hace un par de años —alertada por las acciones judiciales y la prensa— la autoridad arqueológica del país hizo su primera visita al museo.
El alemán se llamaba Konrad Preuss, y llevó consigo las esculturas del Pueblo Escultor sin autorización alguna. De hecho, la desaparición de la estatuaria de San Agustín instó quejas y cartas por parte de las autoridades locales2, las cuales resultaron en legislación a nivel nacional (creada antes de la salida de la estatuaria del país) protegiendo el patrimonio arqueológico; pero en esa época nadie hizo nada para obstaculizar su salida. El liderazgo arqueológico de Colombia, constituido oficialmente desde los años 1930, ha tenido plena consciencia de la existencia en Berlín de estas esculturas, a pesar de lo cual solo hasta hace un par de años —alertada por las acciones judiciales y la prensa— la autoridad arqueológica del país hizo su primera visita al museo.